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Numberblocks

'Numberblocks'

Luis Fernando Escalona

“Cuenta con nosotros”.

Un día, apareció un bloque en Numerolandia y comenzó a contar: un árbol, un pájaro, y se sintió bien. Pero también se dio cuenta de que jugar solo no siempre era divertido y se entristeció. De pronto, encontró un espejo mágico y de su reflejo salió otro bloque similar.

“Yo soy Uno”, le dijo.

“Yo también”.

Y entonces Uno más Uno dieron vida a Dos. Y el mundo fue habitado por los bloques.

Es así como empieza una de las mejores series animadas que he visto en los últimos años: Numberblocks. La descubrí… mejor dicho, la descubrió mi hija, quien a sus cuatro años ya maneja mejor el celular que yo (eso sí, con supervisión). Un día, nos dimos cuenta de que sonreía y se reía, mientras miraba sus videos.

“¿Qué ves?”, le preguntó su madre.

“Numberblocks”, respondió.

Y entonces conocimos el maravilloso mundo de estas creaturas formadas por bloques. Cada bloque, cada número, cada personaje es único e irrepetible. Viven aventuras juntos, cantan, bailan, ríen, resuelven situaciones y todo lo hacen con sumas, restas, multiplicaciones y divisiones.

Además de ser divertidos, los niños aprenden y desarrollan el pensamiento matemático, que les ayudará en la vida a resolver problemas. Gracias a ellos, mi hija ubica los números ya. Los suma y te reta a que sumes también.

“¿Cuánto es dos más tres, papá?”, pregunta de manera inesperada.

“Ah… ¡cinco!”.

“¡Muy bien, papá!”.

Ahora, las canciones de los Numberblocks dominan nuestra lista de reproducción en el coche. Es nuestra prioridad en YouTube. Las tablas de multiplicar, que tienen su ritmo distinto cada una de ellas, evocando culturas, regiones y estilos musicales, las esperamos con ansia para cantar juntos y ver cómo ella se vuelve la protagonista de la melodía.

Siete es mi favorito. Ocho es el de mi hija. Trece no tiene suerte. Y así, cada uno va dejando su huella por el mundo de los números y aporta siempre al trabajo en equipo.

No sólo es una serie animada, sana, divertida y llena de aprendizaje. Puede ser un vínculo familiar importante, para unir, para compartir y sobre todo para repasar matemáticas y verlas con diversión; como quizá, muchos de nosotros en la edad adulta, no las hemos visto jamás.

Publicado en Artículo,Luis Fernando Escalona

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