Cansado por la celeridad de sus obligaciones se sentó en el parque. Se relajó. Objetos y luz se suspendieron en el respirar de los árboles. Una explosión lo dejó sordo. Miró un auto chocar y volar inevitablemente hacia él. Presenció su propia muerte con tal calma, que comprendió el sentido de la eternidad.
De pronto
Publicado en Felipe Díaz,Minificciones